Ramiro Mendoza Elizondo solía ser corrector de estilo en Monterrey. Sin embargo, un buen día mata con sus propias manos a tres asaltantes y, a partir de ese momento, ya no puede detenerse. Renuncia a su vida anterior para entregarse al anonimato de las sombras, los basureros y la prisión. Caminar en medio de esa nostalgia se vuelve un siempre estar en camino, sin nombre, sin un lugar fijo adonde llegar. Y aunque para él no hay nada como matar a un hombre, incluso cuando es contratado exclusivamente para ello, se enfrentará a un encargo que le revivirá su pasado: ¿aceptará la encomienda de su jefe de asesinar por vez primera a una mujer, aunque para ello deba regresar al norte del país? Ramiro Mendoza, «el Chato», se verá obligado a encarar sus fantasmas y a una imperiosa necesidad de reordenar su realidad. ¿Será posible la redención?
