Evocadora y hermosa, con una capacidad poética de la que solo Aciman puede hacer gala, Mi año romano se sumerge en la verdad luminosa y frágil de lo que, a pesar de todo, constituye realmente un hogar.
¿Cuánto de nosotros se borra con el paso del tiempo? ¿Cuánto se queda en los lugares amados? ¿Puede uno regresar a un sitio que nunca existió más allá ...Leer más...