Los aerostatos


Los aerostatos, novela número veintinueve de Amélie Nothomb es una suerte de elogio a la lectura, pero nada trivial, nada previsible y sobre todo nada inocente.

Amélie Nothomb en plena forma: un elogio de la lectura nada trivial, nada previsible y, sobre todo, nada inocente.

Ange tiene diecinueve años, vive en Bruselas y estudia filología. Para ganarse algún dinero, decide comenzar a impartir clases particulares de literatura a un adolescente de dieciséis años llamado Pie. Según su despótico padre, el chico es disléxico y tiene problemas de comprensión lectora. Sin embargo, el problema real parece ser que odia los libros tanto como a sus padres. Lo que a él le apasiona son las matemáticas y, por encima de todo, los zepelines.
Ange le va proporcionando lecturas a su alumno, mientras el padre espía clandestinamente las sesiones. De entrada, los libros propuestos no generan más que rechazo en Pie. Pero poco a poco Rojo y negro, La Ilíada, La Odisea, La Princesa de Clèves, El diablo en el cuerpo, La metamorfosis, El idiota… empiezan a surtir efecto y despiertan preguntas e inquietudes.
Y poco a poco, la relación entre la joven maestra y su más joven discípulo se estrecha hasta que el vínculo entre ambos se transforma.
La literatura ejerce una fuerza, como el gas que permite que los pesados zepelines se eleven y floten livianos en el cielo. Aunque la misma energía que posibilita esta elevación resulta ser altamente explosiva y peligrosa…

«La literatura como un mundo extraño y paralelo, más verdadero que el mundo real»
(Christophe Henning, La Croix).

«Hay en Los aerostatos un ambiente a la vez dulce y cruel de vouyerismo con una suerte de sexualidad subyacente… Una lectura muy disfrutable»
(Arnaud Viviant, Radio France).

«Amélie Nothomb vuelve a seducirnos con su peculiar universo y sus intrigantes personajes»
(Sylvain Sarrazin, La Presse).

«Una odisea guiada por el análisis de los grandes textos literarios»
(Marie-France Bornais, Le Journal de Québec).

«Amélie Nothomb evoca los peligros de la relación maestro-discípulo»
(Sébastien Lapaque, Le Figaro).

«Una vuelta a los orígenes de la autora: diálogos-duelo, seducción y
poder mortífero de la literatura»
(Pierre Cormay, Revue Des Deux Mondes).