Svetislav Basara.
Tras recibir la carta de despedida que le envía un amigo antes de suicidarse, el protagonista, un escritor serbio sumido en el tedio de una vida gris, acepta el encargo de redactar una guía de Mongolia. Una vez allí, no descubrirá los parajes más hermosos ni los rincones más recónditos del país, sino una de las atracciones turísticas menos conocidas, el linde entre el sueño y la realidad. En el hotel Gengis Khan de Ulan Bator, donde por lo visto se aloja la mismísima Charlotte Rampling cuando no está filmando, compartirá cantidades ingentes de vodka con algunos de los asiduos del bar, como un oficial ruso que se ha hecho lama, un obispo holandés que ha quedado atrapado en su sueño, un corresponsal que trabaja para un periódico que ya no existe o el cadáver de un viejo verde que parece salido de la pluma del Marqués de Sade. Entre el delirio y la embriaguez, sus desopilantes charlas metafísicas, de lúcida profundidad, revelan que solo a través del absurdo puede accederse a ciertas verdades.