El mercenario que coleccionaba obras de arte


Wendy Guerra.

«Cumplí a cabalidad mis cuatro pasos: concebir, conspirar, ejecutar y evadir.»


El carismático mercenario que narra esta historia es un personaje real bajo el seudónimo de Adrián Falcón, aunque a lo largo de sus años en activo usó otros como El Parse, Garfio, Strelkinov… Tierno y diabólico, Falcón tiene ahora sesenta y tantos años y ha sobrevivido con peculiar sentido del humor a su compleja historia de vida. Y es que fue perseguido en Estados Unidos y varios países latinoamericanos por terrorismo, fue pieza clave de casos tan escandalosos como el Irán-Contra, y operó con los cárteles colombianos para financiar acciones contrarrevolucionarias. Considerándose un «luchador por la libertad», actuó contra el mando de la Unión Soviética, el Sandinismo y Fidel Castro.

Aunque en su momento fue blanco del FBI, termina sus días de combate convertido en condottiero de la cia y descreído de todo. El desencanto hace que decida luchar por su destino y encuentre una aliada en Valentina, a la que conoce en París y con quien comienza una relación de intereses; a su modo, ella es también una superviviente mercenaria.

Esta obra ofrece un punto de referencia a quienes se preguntan por los enemigos que enfrentaron las izquierdas latinoamericanas y es producto de entrevistas con Falcón y de la revisión de archivos que llevó a cabo Wendy Guerra, hija del idealismo guerrillero que ha saltado la tapia para mirar del otro lado.